Kitsch
Mis chicas están
allá.
Esperan frente
a nuestra barra,
bailando piscas de
sal
sobre picante pista
de melodía
borinqueña.
Son tres tuercas,
cuasitontas,
pero no trastes,
valga esta
aclaración.
¿Qué pasa si perrean
entre ellas
y rechazan tu porrazo
pueril?
Las mujeres del
Caribe,
diestras en
truquillos,
gozan como péndulos
a su alianza febril.
Simpatizan en el
dolor causado,
dado el minúsculo
manso,
el macho,
sus fútiles intentos
de ofuscar valor,
inconsciente a la
resistencia
de una raza de tragos
alzados al aire
sin virar una gota
en vibración menaje,
dedos cerrados con
llave,
listas para bailar
entre sí
sin necesidad alguna
de hombruno mensaje.
Son luz de día,
faro en la bahía
y leona aparte
de hormigas en
jauría.
Ahora, bien canto,
ancho triángulo
no consiste en
perfectas
dimensiones,
por pieza el pigmento
surge profunda
delicia,
embriagada en Idea
una belleza
intuitiva.
No se conforma
a solo una frecuencia
de singular
sabiduría,
sino parto preciosura
corre en el margen
de la otra,
hermosura,
Trinidad
puertorriqueña.
i.
Dagsljós
Punnett
frustrado
de
dominante hembra,
fémina
enganchada
al
exteriör de su celda,
tomo
esta próxima estrofa
para
analizar tu radiante rostro.
Curioso
el detalle,
dotada
de edad,
si
bien firme el oro
ante
castaño trecho,
el
sucesorio emblema
de
tierra y voz,
marca
estar solo
ninfa
en mérito
de
modesta prosperidad.
Día
del nacimiento,
Mi
Luz,
potente
e ingeniosa,
inigualable
a otra
lo
eres tú.
Mujer
verdadera
no
descansa sobre perfil,
ebúrneas
vainas
y
dispendio en yacer,
sino
que transforma
el
vital conjunto
a
su alrededor
con
una simple sonrisa
y
abundante apoyo,
palabras
almacenadas
en
la zanja natural,
el
corazón en mano,
la
verdad no en vano,
sois
pleno y claro
un paquetín
de alegría.
Agradecido
tu abrazo,
afirmación
de lo merecido,
una
naciente amistad
y
oportunidad lejana
de
dorada admiración.
Natalia,
jamás
olvides
contarme
de tus chismes
y
la apariencia de un lunar
capricho
sobre flor,
rebelde
amapola
resistiendo
calor.
Esta
unión persiste
mucho
más que un mal amor,
llorando
en chistes charros
la
porcelana formación,
tejiendo
a lo largo
perseverante
padecimiento
de
jóvenes de barro,
nosotros,
tú,
legítima diosa,
acariciando
el globo
de
la libertad
con
sediento deseo
de
aquí pensar,
sin
ataduras o prejuicios,
silvestre
pétalo
de
su pistilo
feliz cantar.




