Nos quedamos escribiendo un poema
(un martes, noche de salsa)
La era
en la que vivo,
yo la
reino y la domino.
No me
enjaula,
yo la
habito.
Me la
como entera,
como un
escrito
llamando
a aulas
de un
buen camino.
Yo no
piso, vuelo
y miro
siempre desde el cielo.
Yo no
abro puertas,
yo
fundo llaves
de una
habitación
sin
algún encaje
Encamino por encima
de
caminos que no riman,
el
cuarto de telarañas
gritando
en mi oído:
¡Mata esta idea, Era!
Libérame
de tus pestañas,
ojos
tejiendo
esta
abstracta figura,
en el
un, dos, tres,
¡BAM!
Choca
la hilera...
pero no
la cuadras.
Ella es
y
continúa
la
entraña.
Oh,
dirán,
no
entiendo
misteriosa
hazaña,
luna en
sol
hablando
sin diente
en las
páginas
de un
libro ardiente,
predicando
coherente
y
cantando en silbidos
a la
luna,
alentando
la bruma
y
llamando en conjunto al sol.
Ambos
toman turnos
en la
realidad
que has
llamado
un
mundo tuyo,
pero en
la corteza, tuya,
descubres
por qué estas almas
son
hermanas.
Y entre
flores, luces, seres,
telarañas,
amores y enseres,
continúa
la llamarada
de la
Era atrapada en lo
que
ahora es
el
encaje del tiempo,
unas
cálidas nupcias
de lo
eterno plasmado
en
{tú}{yo}{elemento},
pasillos
amortiguados
en
maravilloso elenco,
el
disfraz de la calle
y la
pusilanimidad.
No es
porque {somos}{eres} débil,
sino un
tanto, mucho, heavy
demuestra
ser lo crudo,
un
canto ready
con
olor a strawberry,
que no
acaba aquí.
Era & apolo

