Llueve en Chardón, un ocho de noviembrél

Perdí mi libretita negra.
Mi despiste besuquea el desconcierto,
ansiando escuchar las palabras
de mi dura caída.
Morada llueve a reto,
mas el ahínco de mi lista
se eleva sobre la camilla
de mi prematuro ceso,
el adefesio adverso
que la natura decretó.

Verduña,
no desviarás los cantos y esquemas,
mis rimas, corriendo sin cadenas,
esta emitente anticondena
y la luz que emana
de mi violeta calma.
Perseguiré a mis raíces
para compartir con usted
mi pasión de sentirle,
extendida su invitación.

Posémonos en una taza de café.
Celebremos el fúnebre vapor
de unas hojas de papel.
Aunque desde niño pierdo todo,
renuncio regodear en el sabor del lodo.
En el lapso de lo escrito,
lo que sea que esto sea,
alegre yo trazo entera
delicioso retorno de mi libreta.


Entradas populares